Si nuestro espacio no hace lo que predica, todo será en vano.
Nuestros colaboradores experimentan los valores, la cultura y las prioridades de la organización desde el espacio de trabajo que creamos, por lo mismo el diseño del espacio es una herramienta fundamental para fomentar una cultura creativa.
Si somos capaces de diseñar una combinación de diferentes espacios que se adaptan al trabajo en equipo individual y colaborativo, ambos integrales al pensamiento creativo, aumentan la probabilidad de interacciones sociales fortuitas y la interfaz de ideas, colocando a una organización en la mejor posición para fomentar pensamiento creativo.
Si bien algunos pueden creer en el mito de que la innovación solo proviene de un individuo o cuando un pequeño grupo de personas está encerrado en una incubadora similar a un garaje, entendemos que la creatividad viene en cualquier tamaño y puede inspirarse y nutrirse a través de la colaboración, la diversidad y la creación de espacios de trabajo donde la gente se reúne, pero también la estructura de la organización debe responder. Para que esto suceda debemos olvidarnos de las estructuras jerárquicas y tender a construir estructuras interconectadas y que se adapten al cambio.
Si queremos exigir más creatividad de los equipos, es vital que el lugar de trabajo está diseñado y organizado para esto.
Agustín Quiroga
Director General CQ Estudio