El Campus Bellavista de la Universidad San Sebastián requiere activar escenarios optimizando sus espacios con intervenciones que fomentan la diversidad e interacción, motivando el aprendizaje y formación en la casa de estudios. Este proyecto surgió de la necesidad de utilizar el edificio durante la noche debido a las clases vespertinas iniciadas a partir del 2017. El mismo año se proyectaba la llegada de 1223 alumnos más a la Sede Bellavista, además de 1170 entre Vespertino y Advance. El campus no se encontraba habilitado para recibir 2393 estudiantes más de los 2700 de horario diurno que ya alojaba para el año, debía acondicionarse con urgencia para recibir casi el doble de usuarios.
La planificación definió como estrategia principal activar zonas del campus que son de transición u ocupamiento espontáneo, brindando un soporte de diseño que facilitara estudiar, trabajar en grupo o simplemente conversar y descansar. Se generaron espacios más versátiles, como livings, cabinas de estudio y una terraza con áreas verdes y sombreado; se buscó acondicionar una construcción programática funcional que no estaba diseñada para estas necesidades, convirtiéndola en un lugar acogedor, una segunda casa. Conjuntamente se abordaron desafíos técnicos relacionados a la implementación; como ajustar los cronogramas de construcción y de ejecución para no interrumpir los itinerarios académicos, por lo que se optó por un sistema de prefabricación que permitió llevar a cabo la mayor parte del proceso en talleres fuera del recinto y solo dos semanas de montaje en la casa de estudios. El impacto fue instantáneo, desde su creación la ocupación fue total, demostrando el éxito de la intervención reflejado en el desenvolvimiento de toda la comunidad universitaria.
